A juzgar por los resultados ─medidos a lo menos por la opinión pública encuestada y por los actores clave del proceso político─, el balance de gestión gubernamental resulta hasta ahora deficitario. Hay un divorcio entre lo que la sociedad y los ciudadanos demandan de la política, y lo que la política y los políticos ─incluido el Gobierno─ ofrece.
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